Falsos asesores engordan la corrupción

¿Si existiera un mercado real de consejos, cuánto costarían? ¿Un café cuesta lo mismo en todos lados?, hay que primero ver la procedencia, la cantidad de intermediarios, la fuente que te lo provee y el entorno para intentar hacer una aproximación de su precio. Algo parecido pasa con los consejos.

En la actualidad hay sinfín de consultoras, que aconsejan a otras empresas gracias a que su potencial tecnológico es capaz de predecir de una forma más eficaz el resultado de una operación, analizando datos y estadísticas.

 

¿Pero qué ocurre si lo que estás consultando no existe en ningún otro lado que en el chivatazo de una fuente oficial que no puede salir nunca a la luz?

Es este el caso que los expertos de las fuerzas de seguridad, jueces y fiscales se enfrentan.

Chivatazos, información ilegal y corrupción es la forma preferida de las empresas para pagar comisiones.

Cuando aconsejas de forma legal, existe un intercambio de información escrita, ya sea por correo digital, u ordinario, pero para tal caso, existe una evidencia palpable que ese consejo existe, y en función de su remitente tiene un valor de “x”.

¿Pero qué ocurre si eso mismo ha sido todo pactado de forma verbal?

Si yo tengo gran cantidad de dinero no declarado, puedo acudir a tales consejeros y pagar con la misma moneda que el tipo de información que me van a transmitir, así circulamos intereses y cada uno recibe un mordisco del gran pastel. Finalmente ese dinero se acabará blanqueando en formas de facturas falsas, o mediante los bonos al portador de alguna empresa fantasma.

Pongamos un caso real en el que el esdiputado del PP Vicente Martínez, recibía una modesta cuantía de 5.000€ por tomar un par de cafés al mes con la constructora Collosa, con su consejero Delegado Mario Armero y conseguir 75.000 euros sin que conste que escribiera una sola línea por tales consejos.

Las falsas asesorías, las que ejercen como “asesores verbales” son un triple delito, se incurre en el fraude fiscal y, blanqueo de capitales porque como hemos comentado con anterioridad estos costes se pagan con dinero negro, pero termina siendo declarado legalmente a través de facturas falsas. Es preocupante, sobre todo, coinciden los expertos antiblanqueo de la Policía y la Guardia Civil, por la falta de legislación que imponga unos mínimos para cobrar por estos trabajos que no son tangibles y cuya valoración solo depende del precio que pacte el supuesto cliente y el supuesto consultor.

La voz de Galicia